Largamos la travesía al Cerro Champaquí, Córdoba. Éste es el mas alto de la provincia con poco mas de 2800 m.s.n.m. En un principio comenzó todo como un simple proyecto entre Jessica, Franco y quien redacta, pero rápidamente y gracias al entusiasmo de Jessi, todo empezó a moldearse y hacerse realidad. Salimos de Bernal el 09-01-2011 por la mañana y camino a Villa Gral. Belgrano. El 80% del camino es autopista, Bs As - Córdoba, y el resto es ruta, con lo cual no tuvimos inconvenientes para estar a la tarde del 9 de enero en Villa Gral. Belgrano. Allí tomamos unas cervecitas tradicionales, y nos fuimos a dormir temprano porque el día siguiente nos lo imaginábamos largo y duro, algo así fue...
Amanece el 10 de enero, se veía venir un día hermoso, con calor, y cero nubes. Nosotros, empezamos la ardua busqueda de, en primer lugar una panadería, y en segundo lugar que esa panaderia estuviera abierta, no fue fácil, pero lo encontramos y pudimos desayunar algo mientras viajábamos hacia Villa Alpina. Por supuesto teníamos provisiones, pero no era conveniente comenzar a consumirlas estando en la ciudad y lejos del cerro.
Desde Villa Gral. Belgrano hasta Villa Alpina hay unos 50 km, de los cuales 20 km son en ripio, en un camino sinuoso. El camino estaba bien porque días antes había pasado el Rally Dakar, así que estaba asentado.
Una vez en Villa alpina, le pedimos a Miguel, quién nos guió mas o menos como seguir el camino y nos dijo que en alrededor de 4 hs teníamos que llegar al segundo puesto, que es el de Moisés López. Luego de todos los preparativos emprendimos viaje.
El paisaje es hermoso, la vegetación, los sonidos de los animales, y la vista no tienen precio. Luego de caminar durante unas horas y sacar unas cuantas fotos, nos detuvimos en un arroyito a cargar agua y a contemplar semejante maravilla natural.
Luego de una hora de caminata llegamos al primer puesto, Ojo de agua. Allí no encontramos a ningún ser humano, solo unas cuantas cabras y dos perros que no paraban de ladrarnos, lo cual no pararon de hacer hasta que, literalmente los corrimos ladrando nosotros, un recurso casi medieval.
Seguimos camino hasta cruzarnos con 2 arboles donde nos detuvimos a comer algo y descansar con una vista fascinante...
Llegar al segundo puesto no fue fácil. Tuvimos que toparnos con un burro
, el cual nos encaró, y tuvimos que caminar algunos metros por fuera del camino, sobre la maleza. Teníamos vacas, terneros y algunos toros cerca del sendero, había que tener cuidado con éstos últimos porque son de fácil enojo y atacan. A su vez, nos perdimos en una de las tantas divisiones del camino, que si bien es bastante claro durante todo el trayecto, hay zonas donde aparecen bifurcaciones, o desaparición del sendero. Todo se arregla volviendo atrás y eligiendo un camino distinto. Estuvimos alrededor de 30 min. perdidos hasta que gracias a vaya saber quien, apareció una mujer, creemos recordar que su nombre es Cristina, la cual nos contó que solía hacer, una vez por año, el trekking desde Villa Alpina hasta la base del Cerro Champaquí. Ella gentilmente nos reubicó en el camino y nos guió hasta el refugio de Moisés López, hasta el cual tardamos unas 5 hs. en llegar desde Villa Alpina.
En el puesto de Moisés comimos el mejor sándwich de mortadela con coca-cola, queso y mayonesa de nuestra vida, no se si era el cansancio + hambre ó que realmente estaba muy bueno. Allí estuvimos con la flia de Moises: su esposa y algunos nietos que andaban correteando por ahí. Ellos tuvieron la mejor buena onda con nosotros y nos contaron la forma de vida, que desde siempre habían vivido ahí y que esa vida no la cambiaban por nada. Estuvimos allí 1 h. apróx. y volvimos a partir. Por supuesto nos explicaron como seguir viaje. A todo esto, el cambio en el paisaje es increíble. Se pasa de una vegetación intensa con variedad en la fauna animal, desde ovejas pasando por cabritos hasta toros, vacas y perros, a una vista rocosa con pocos arboles y animales.
Al salir del puesto de Moisés, y luego de cruzar un arroyo, nos volvimos a perder, por lo que regresamos sobre la marcha y nos reencontramos con el camino verdadero. Nos perdimos porque al cruzar el primer arroyo, luego del puesto hay que doblar inmediatamente a la derecha (no me lo olvido más). El problema es que el camino que se ve continua derecho, y por lo general, la gente se pierde en ese punto. Una vez con los pies sobre el sendero correspondiente seguimos la caminata. El paisaje cambia radicalmente a lo que era en un comienzo. Solo se ven rocas y el camino es muy sinuoso con subidas y bajadas que con el peso de la mochila y horas de caminata encima se hacen sentir.
El Puesto que sigue es el de Cufré. Éste es una firme construcción de piedra como las demás en estos parajes. Frondosas mimbreras junto al arroyo; corral de pirca para los animales. Con mal tiempo y cercana la noche, sus dueños ofrecen un hospedaje pulcro. Allí no paramos porque está relativamente cerca del puesto de Moisés.
Repentinamente una brisa comienza a correr aumentando rápidamente su intensidad, y en un abrir y cerrar de ojos teníamos, a nuestras espaldas, una tormenta que amenazaba con bañarnos gratuitamente. Tratamos de no descansar y acelerar lo máximo posible el paso, hasta que obviamente, nuestros cuerpos no dieron a basto y tuvimos que realizar una parada forzosa. A lo lejos se veía el agua de lluvia, el arco-iris, con un viento que provenía del corazón de la tormenta.
Quiero hacer un punto acá y comentar sobre las "guías" que hay en el camino:
La primera, es el estiércol de animales. Si bien el camino está bastante bien marcado por el hecho de "pasar y pasar", no hay que perder de vista a la caca animal, ya que la gente del lugar usa mulas para llevar alimentos y demas productos hasta su vivienda. Por lo que los animales dejan su huella en el camino, y a uno (o por lo menos a nosotros) nos sirvio de guía.
La segunda y fundamental, son las apachetas. Las cuales son montículos artificiales formados por la acumulación intencional de rocas de diferentes tamaños colocadas por la gente que pasa por el lugar.
Volviendo al relato, la mencionada tormenta solo nos "rozó", apenas llovió un poquito y pudimos refugiarnos en una especie de alero formado por unas rocas. Eso sí, el clima cambio mucho. Pasamos de estar en remera con un calor infernal a ponernos buzos y camperas de nailon (rompe vientos). Se nubló todo y el clima seguía amenazante.
En las fotos se ve el arco iris de fondo. No nos queríamos mojar, ni pasar frío, y menos sin saber a que distancia estábamos de los puestos.
Iban 9 horas de caminata. No se aparecían ni por asomo ninguno de los refugios de la base del Cerro. Resurgía la vegetación, y la roca cedía un poco de terreno. La oscuridad crecía y nuestro cuerpo pedía por favor una cama y comida. Repentinamente, escuchamos ruidos y la tierra comenzó a temblar, el sonido y la vibración era cada vez mas intensa. Estábamos ubicados en la parte baja de una pequeña lomada. De un instante a otro nos pasan 6 o 7 caballos salvajes a menos de 15 metros de distancia. El cagazo que nos pegamos fue buenísimo ("buenísimo" digo a la distancia, en ese momento la pasamos mal). Tal vez parezca exagerado, pero imaginen que en el lugar no hay muchos ruidos, y éste nos pareció fuerte. Los caballos se pusieron a pastar alrededor del sendero a 600 metros de donde estabamos nosotros. Por lo que volvimos 1 km sobre nuestros pasos, sacamos y prendimos las linternas que estaban en la mochila, y agarramos unas piedras por las dudas de cualquier ataque jejeje. Volvimos bordeando el río, a unos 200 metros de distancia de los caballos, y atentos a ellos. El rio era muy grueso para cruzarlo, unos 4 metros de ancho, y a su vez teníamos que mojarnos hasta las rodillas. Seguimos rodeándolo hasta que en un momento encontramos un sendero, formado por rocas, como para cruzar el rió sin tener que mojarnos.
Los caballos habían quedado atrás. Una vez cruzado el rió nos topamos con mojones que nos guiaban al refugio González. Luego de 10 horas llegamos a la tan ansiada base del Cerro Champaquí...
En la base del cerro tenemos los distintos refugios para el hospedaje, la gente es muy amable y siempre está dispuesta a brindarte una mano. En nuestro caso, en el puesto González, Jimena nos hizo la comida y comíamos en el comedor de su casa. Conocimos a Ruperta, una burrita de tan solo 45 dias que estaba en el puesto. La electricidad allí es generada por un grupo electrógeno, que solo cubre las necesidades básicas (heladeras, freezers, dos o tres lamparitas incandescentes, y algún que otro artefacto eléctrico). En lugares así, toma dimensión de lo privilegiado que somos en tener luz eléctrica, a un costo irrisorio, las 24 hs, sin tener la preocupación de si hay o no diesel para generar, ni tener que ir a buscarlo a 15 o 20 km en mula para traer unos pocos litros.
Al otro día nos levantamos bastante temprano. A Franco, el mas chico del equipo, lo despertó un gallo. Casi se lo termina comiendo en un puchero. Estaba indignado con el gallo porque se levantaba muy temprano y se ponía a cantar.
Jimena nos hizo el desayuno, un pan con dulce y un mate cocido muy rico. Ella nos llamó a un baqueano de la zona, a pedido nuestro, para hacer cumbre en el cerro. Está bastante bien señalizado el camino, pero pocos meses antes había muerto una turista de hipotermia porque bajó la neblina con lluvia, y ella no tenia el abrigo suficiente.
Juan fue nuestro guía, muy buena onda y nos esperaba en cada tramo. Él tiene un estado físico envidiable, y nosotros no tanto. La vista mientras uno va subiendo es impresionante, se ve TODO. Desde Villa Alpina hasta la base pasando por los distintos paisajes. Los cóndores vuelan bastante cerca, ideal para una buena foto con una buena cámara. Es más, uno de éstos pájaros se tiro a volar a unos 10 metros de donde estábamos. Un regalo de la naturaleza...
Camino a hacer cumbre, se cruza un valle y luego se empieza a subir pasando por distintos ríos pequeños, ideales para refrescarse y tomar agua.
Cerca de la cima hay un cristo en donde la gente le cuelga rosarios. En el ultimo trayecto la pendiente es bastante importante. Sumado a las horas de caminata previas, las ganas de llegar y la inclinación del terreno hacen que el cansancio florezca rápidamente jeje...
En la cima hay un busto de don José de San Martín, y uno del Liceo aeronáutico militar de Rosario. Por lo que tenemos entendido y vimos en las placas que hay en la cumbre del cerro, hubo varias divisiones que hacían la excursión al Champaco, dejando la placa del curso cuando llegaban a la cima. Por lo visto eso se suspendió hace año, o por lo menos no dejaron mas placas.
El contacto con la naturaleza allá arriba es inexplicable. Además de que uno valora el esfuerzo realizo para llegar a la cima.
Al Champaquí también se puede llegar por el Cerro Linderos (en auto), que está a unos 300 metros y lo único que hay que sortear es una pequeña cuesta a pie. Por supuesto que eso no tiene sentido, y no lo recomiendo para nada. La idea, es esforzarse, ver el cambio paisajístico, formar un grupo, y demás hechos que suceden en una experiencia de éstas características.
Cuando uno ve llegar a los que vienen por el Linderos y observa como se quejan. Han llegado a decirnos: "¿¡porque no ponían una aerosilla entre el Linderos y el Champaquí!!!". Otros se quejaban y llegaban exhaustos, y solo caminaron unos metros!. Bueno, dos opciones o te reís o te indignas de éstos personajes que les da la cara para quejarse y decir cualquier barrabasada. Claro, no tuvieron 2 días de caminata a pleno.
Nosotros tardamos 8 hs. en subir y bajar, base-cumbre-base. Terminas fusilado porque tanto en la subida como en la bajada hay que hacer bastante fuerza de piernas.
Una vez de regreso en el Puesto, comimos dos buenas fuentes de fideos y derecho a dormir, al otro día nos esperaba la bajada definitiva hasta Villa Alpina.
Obviamente el hecho de ser en bajada y conocer el camino, hacen todo distinto. Tardamos alrededor de 7 hs. parando bastante. Hicimos parada obligada en el Puesto de Moisés para comer los sandwiches de 'morta' con una Coca bien fresca, ése fue el primer objetivo del regreso.
Ahí nos contaron que había mucha gente que hacia ese mismo recorrido (hasta la base del Champaquí), en bicicleta.
Como dije anteriormente, el recorrido se hace muchísimo mas fácil una vez que se recorre, aunque sea por una vez, el trayecto. Les pusimos algunas piedras a las apachetas para engordarlas un poco, y sacamos algunas fotos mas..
Hice un relato de algunas vivencias del viaje, espero que les sirva a todos aquellos que tienen pensado hacerlo, y tal vez 'motivar' a aquellos que les da temor, miedo a perderse o cualquier otro motivo que pueda existir. El viaje lo hicimos sin baqueano ni guía hasta la base del Cerro. El resto sí, porque nos dijeron que no era lo mas recomendable hacerlo sólos. El problema es si baja niebla o se larga a llover, refresca rápido y sino tenés el abrigo correspondiente o te mojas, te pueden pasar cosas graves.
Con el tiempo seguiremos subiendo algunos viajes más.
¡Hasta la próxima!.
Paisaje cerca de Villa Alpina |
Cabritos, típicos de la zona |
Desde Villa Gral. Belgrano hasta Villa Alpina hay unos 50 km, de los cuales 20 km son en ripio, en un camino sinuoso. El camino estaba bien porque días antes había pasado el Rally Dakar, así que estaba asentado.
Una vez en Villa alpina, le pedimos a Miguel, quién nos guió mas o menos como seguir el camino y nos dijo que en alrededor de 4 hs teníamos que llegar al segundo puesto, que es el de Moisés López. Luego de todos los preparativos emprendimos viaje.
Villa Alpina |
Luego de una hora de caminata llegamos al primer puesto, Ojo de agua. Allí no encontramos a ningún ser humano, solo unas cuantas cabras y dos perros que no paraban de ladrarnos, lo cual no pararon de hacer hasta que, literalmente los corrimos ladrando nosotros, un recurso casi medieval.
Seguimos camino hasta cruzarnos con 2 arboles donde nos detuvimos a comer algo y descansar con una vista fascinante...
Llegar al segundo puesto no fue fácil. Tuvimos que toparnos con un burro
, el cual nos encaró, y tuvimos que caminar algunos metros por fuera del camino, sobre la maleza. Teníamos vacas, terneros y algunos toros cerca del sendero, había que tener cuidado con éstos últimos porque son de fácil enojo y atacan. A su vez, nos perdimos en una de las tantas divisiones del camino, que si bien es bastante claro durante todo el trayecto, hay zonas donde aparecen bifurcaciones, o desaparición del sendero. Todo se arregla volviendo atrás y eligiendo un camino distinto. Estuvimos alrededor de 30 min. perdidos hasta que gracias a vaya saber quien, apareció una mujer, creemos recordar que su nombre es Cristina, la cual nos contó que solía hacer, una vez por año, el trekking desde Villa Alpina hasta la base del Cerro Champaquí. Ella gentilmente nos reubicó en el camino y nos guió hasta el refugio de Moisés López, hasta el cual tardamos unas 5 hs. en llegar desde Villa Alpina.
En el puesto de Moisés comimos el mejor sándwich de mortadela con coca-cola, queso y mayonesa de nuestra vida, no se si era el cansancio + hambre ó que realmente estaba muy bueno. Allí estuvimos con la flia de Moises: su esposa y algunos nietos que andaban correteando por ahí. Ellos tuvieron la mejor buena onda con nosotros y nos contaron la forma de vida, que desde siempre habían vivido ahí y que esa vida no la cambiaban por nada. Estuvimos allí 1 h. apróx. y volvimos a partir. Por supuesto nos explicaron como seguir viaje. A todo esto, el cambio en el paisaje es increíble. Se pasa de una vegetación intensa con variedad en la fauna animal, desde ovejas pasando por cabritos hasta toros, vacas y perros, a una vista rocosa con pocos arboles y animales.
Al salir del puesto de Moisés, y luego de cruzar un arroyo, nos volvimos a perder, por lo que regresamos sobre la marcha y nos reencontramos con el camino verdadero. Nos perdimos porque al cruzar el primer arroyo, luego del puesto hay que doblar inmediatamente a la derecha (no me lo olvido más). El problema es que el camino que se ve continua derecho, y por lo general, la gente se pierde en ese punto. Una vez con los pies sobre el sendero correspondiente seguimos la caminata. El paisaje cambia radicalmente a lo que era en un comienzo. Solo se ven rocas y el camino es muy sinuoso con subidas y bajadas que con el peso de la mochila y horas de caminata encima se hacen sentir.
El Puesto que sigue es el de Cufré. Éste es una firme construcción de piedra como las demás en estos parajes. Frondosas mimbreras junto al arroyo; corral de pirca para los animales. Con mal tiempo y cercana la noche, sus dueños ofrecen un hospedaje pulcro. Allí no paramos porque está relativamente cerca del puesto de Moisés.
Repentinamente una brisa comienza a correr aumentando rápidamente su intensidad, y en un abrir y cerrar de ojos teníamos, a nuestras espaldas, una tormenta que amenazaba con bañarnos gratuitamente. Tratamos de no descansar y acelerar lo máximo posible el paso, hasta que obviamente, nuestros cuerpos no dieron a basto y tuvimos que realizar una parada forzosa. A lo lejos se veía el agua de lluvia, el arco-iris, con un viento que provenía del corazón de la tormenta.
Quiero hacer un punto acá y comentar sobre las "guías" que hay en el camino:
La primera, es el estiércol de animales. Si bien el camino está bastante bien marcado por el hecho de "pasar y pasar", no hay que perder de vista a la caca animal, ya que la gente del lugar usa mulas para llevar alimentos y demas productos hasta su vivienda. Por lo que los animales dejan su huella en el camino, y a uno (o por lo menos a nosotros) nos sirvio de guía.
La segunda y fundamental, son las apachetas. Las cuales son montículos artificiales formados por la acumulación intencional de rocas de diferentes tamaños colocadas por la gente que pasa por el lugar.
Volviendo al relato, la mencionada tormenta solo nos "rozó", apenas llovió un poquito y pudimos refugiarnos en una especie de alero formado por unas rocas. Eso sí, el clima cambio mucho. Pasamos de estar en remera con un calor infernal a ponernos buzos y camperas de nailon (rompe vientos). Se nubló todo y el clima seguía amenazante.
Arco Iris de la lluvia. Bastante cerca. |
Iban 9 horas de caminata. No se aparecían ni por asomo ninguno de los refugios de la base del Cerro. Resurgía la vegetación, y la roca cedía un poco de terreno. La oscuridad crecía y nuestro cuerpo pedía por favor una cama y comida. Repentinamente, escuchamos ruidos y la tierra comenzó a temblar, el sonido y la vibración era cada vez mas intensa. Estábamos ubicados en la parte baja de una pequeña lomada. De un instante a otro nos pasan 6 o 7 caballos salvajes a menos de 15 metros de distancia. El cagazo que nos pegamos fue buenísimo ("buenísimo" digo a la distancia, en ese momento la pasamos mal). Tal vez parezca exagerado, pero imaginen que en el lugar no hay muchos ruidos, y éste nos pareció fuerte. Los caballos se pusieron a pastar alrededor del sendero a 600 metros de donde estabamos nosotros. Por lo que volvimos 1 km sobre nuestros pasos, sacamos y prendimos las linternas que estaban en la mochila, y agarramos unas piedras por las dudas de cualquier ataque jejeje. Volvimos bordeando el río, a unos 200 metros de distancia de los caballos, y atentos a ellos. El rio era muy grueso para cruzarlo, unos 4 metros de ancho, y a su vez teníamos que mojarnos hasta las rodillas. Seguimos rodeándolo hasta que en un momento encontramos un sendero, formado por rocas, como para cruzar el rió sin tener que mojarnos.
Los caballos habían quedado atrás. Una vez cruzado el rió nos topamos con mojones que nos guiaban al refugio González. Luego de 10 horas llegamos a la tan ansiada base del Cerro Champaquí...
En la base del cerro tenemos los distintos refugios para el hospedaje, la gente es muy amable y siempre está dispuesta a brindarte una mano. En nuestro caso, en el puesto González, Jimena nos hizo la comida y comíamos en el comedor de su casa. Conocimos a Ruperta, una burrita de tan solo 45 dias que estaba en el puesto. La electricidad allí es generada por un grupo electrógeno, que solo cubre las necesidades básicas (heladeras, freezers, dos o tres lamparitas incandescentes, y algún que otro artefacto eléctrico). En lugares así, toma dimensión de lo privilegiado que somos en tener luz eléctrica, a un costo irrisorio, las 24 hs, sin tener la preocupación de si hay o no diesel para generar, ni tener que ir a buscarlo a 15 o 20 km en mula para traer unos pocos litros.
Al otro día nos levantamos bastante temprano. A Franco, el mas chico del equipo, lo despertó un gallo. Casi se lo termina comiendo en un puchero. Estaba indignado con el gallo porque se levantaba muy temprano y se ponía a cantar.
Jimena nos hizo el desayuno, un pan con dulce y un mate cocido muy rico. Ella nos llamó a un baqueano de la zona, a pedido nuestro, para hacer cumbre en el cerro. Está bastante bien señalizado el camino, pero pocos meses antes había muerto una turista de hipotermia porque bajó la neblina con lluvia, y ella no tenia el abrigo suficiente.
Juan, el baqueano |
Juan fue nuestro guía, muy buena onda y nos esperaba en cada tramo. Él tiene un estado físico envidiable, y nosotros no tanto. La vista mientras uno va subiendo es impresionante, se ve TODO. Desde Villa Alpina hasta la base pasando por los distintos paisajes. Los cóndores vuelan bastante cerca, ideal para una buena foto con una buena cámara. Es más, uno de éstos pájaros se tiro a volar a unos 10 metros de donde estábamos. Un regalo de la naturaleza...
Iguanita. Parece de plástico, pero es real |
Cascada rumbo a la cumbre |
Vista desde un mirador |
Cerca de la cima hay un cristo en donde la gente le cuelga rosarios. En el ultimo trayecto la pendiente es bastante importante. Sumado a las horas de caminata previas, las ganas de llegar y la inclinación del terreno hacen que el cansancio florezca rápidamente jeje...
En la cima hay un busto de don José de San Martín, y uno del Liceo aeronáutico militar de Rosario. Por lo que tenemos entendido y vimos en las placas que hay en la cumbre del cerro, hubo varias divisiones que hacían la excursión al Champaco, dejando la placa del curso cuando llegaban a la cima. Por lo visto eso se suspendió hace año, o por lo menos no dejaron mas placas.
Vista desde la cima |
Cristo |
Vista desde la cima |
El contacto con la naturaleza allá arriba es inexplicable. Además de que uno valora el esfuerzo realizo para llegar a la cima.
Al Champaquí también se puede llegar por el Cerro Linderos (en auto), que está a unos 300 metros y lo único que hay que sortear es una pequeña cuesta a pie. Por supuesto que eso no tiene sentido, y no lo recomiendo para nada. La idea, es esforzarse, ver el cambio paisajístico, formar un grupo, y demás hechos que suceden en una experiencia de éstas características.
Cuando uno ve llegar a los que vienen por el Linderos y observa como se quejan. Han llegado a decirnos: "¿¡porque no ponían una aerosilla entre el Linderos y el Champaquí!!!". Otros se quejaban y llegaban exhaustos, y solo caminaron unos metros!. Bueno, dos opciones o te reís o te indignas de éstos personajes que les da la cara para quejarse y decir cualquier barrabasada. Claro, no tuvieron 2 días de caminata a pleno.
Nosotros tardamos 8 hs. en subir y bajar, base-cumbre-base. Terminas fusilado porque tanto en la subida como en la bajada hay que hacer bastante fuerza de piernas.
Una vez de regreso en el Puesto, comimos dos buenas fuentes de fideos y derecho a dormir, al otro día nos esperaba la bajada definitiva hasta Villa Alpina.
Obviamente el hecho de ser en bajada y conocer el camino, hacen todo distinto. Tardamos alrededor de 7 hs. parando bastante. Hicimos parada obligada en el Puesto de Moisés para comer los sandwiches de 'morta' con una Coca bien fresca, ése fue el primer objetivo del regreso.
Ahí nos contaron que había mucha gente que hacia ese mismo recorrido (hasta la base del Champaquí), en bicicleta.
Como dije anteriormente, el recorrido se hace muchísimo mas fácil una vez que se recorre, aunque sea por una vez, el trayecto. Les pusimos algunas piedras a las apachetas para engordarlas un poco, y sacamos algunas fotos mas..
Hice un relato de algunas vivencias del viaje, espero que les sirva a todos aquellos que tienen pensado hacerlo, y tal vez 'motivar' a aquellos que les da temor, miedo a perderse o cualquier otro motivo que pueda existir. El viaje lo hicimos sin baqueano ni guía hasta la base del Cerro. El resto sí, porque nos dijeron que no era lo mas recomendable hacerlo sólos. El problema es si baja niebla o se larga a llover, refresca rápido y sino tenés el abrigo correspondiente o te mojas, te pueden pasar cosas graves.
Con el tiempo seguiremos subiendo algunos viajes más.
¡Hasta la próxima!.
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