Saliendo de Antofalla y bordeando el salar de tal manera que siempre esté a nuestra izquierda, partimos con destino hacia Belén, Catamarca.
Muy cerca de Antofalla están los Ojos de Campo, que son lagunitas de diferentes colores, entre ellos, naranja, negro y azul oscuro.
En éste lugar y con leña del desierto, nos hicimos un rico risotto.
Hicimos un video contando de que se trata el lugar y que estábamos haciendo:
Luego del almuerzo, seguimos nuestro camino. Nos habían dicho que habia que cruzar el Salar cuando encontremos el cartel. Por supuesto, y como es nuestra, esencia cruzamos mal. Hay una minera en la zona, y tiene huellas hechas en algunos sectores del salar. Nos equivocamos, pero nos pudimos reacomodar en el trayecto.
Vista desde la huella que cruza al salar
Alejándonos del Salar empezamos a, subir y bajar, lo que implica que los oídos se tapen y destapen; girar para esquivar cerros montañas, lagunas, etc.
Rojo. Increíble
Hemos estado en una zona prácticamente desértica e inhóspita, y al doblar en la siguiente curva de la huella, nos encontrábamos con un panorama prácticamente opuesto, con agua, picos nevados, y una foto de postal que les dejo abajo...
Del desierto a...
Pintura de Picasso. ¡Ah, no!. Es una foto de Catamarca.
Cerca de Antofagasta, el paisaje cambia bruscamente, aparece el verde, animales, agua y volcanes...
Aparece el verde, y un fondo pintado.
Parece dibujado. Se ve claramente el cráter del volcán
Averiguamos hospedaje en Antofagasta, pero no conseguimos. volvimos a bajar hasta El Peñón y tampoco había lugar. Decidimos seguir bajando hasta Belén. No queríamos hacer ésto porque implicaba desandar el camino que habíamos hecho. Hay un cruce para llegar a Fiambala (nuestro destino original, pero al cual no llegamos) cruzando por el Campo de Piedra Pómez, pasando por Las Papas (un pueblo (?) de 3 personas), y yendo todo por una huella acortando significativamente el recorrido (creo que son 120 km en lugar de 200), además de pasar por lugares totalmente deshabitados. Si se mandan a hacer ésto, avisen en El Peñón o en Antofagasta y hablen con algún baqueano para que les tire un centro. No da ni un poco que te termine yendo a buscar la gendarmería, o peor aún, que no vaya nadie.
Llegamos a Belén a eso de las 22 horas de noche y con una tormenta infernal. Si bien las rutas están bastante bien, no es muy feliz manejar de noche y con semejante lluvia de frente. Son las contras de ir en la época húmeda.
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